ACADEMY AS PRACTICE

ESPACIO PÚBLICO, LUGAR DE CONFLICTO

—Guilherme Wisnik

Pensar la arquitectura implica pensar la ciudad y por lo tanto, el espacio público. Hace algunos años atrás, la impresión que teníamos era que los habitantes de las grandes ciudades brasileñas, como Sao Paulo, se conformaban sin tener espacios públicos. Esto es: habitar en condominios privados, circular en automóviles y socializar en shopping centers.

El espacio público no era, para nosotros, una demanda real. Esto ha cambiado. Como resultado de la Virada Cultural, las marchas LGBT y el carnaval de Rua, se ha creado un ambiente propicio para la apreciación de los espacios públicos. De ahí nacieron muchos movimientos a favor de la creación de parques, de la apropiación de plazas, de calles o de viaductos, a través de acciones de colectivos de arte urbano y urbanismo táctico.

Entiendo el espacio público como un lugar de conflicto. Sobretodo en el caso de ciudades del llamado “tercer mundo”, en la periferia del capitalismo. Al final del día, nuestras sociedades son desiguales y motivadas por intereses muchas veces conflictivos. Nada más ideológico, por lo tanto, que imaginar el espacio público como un lugar pacificado, como tantos arquitectos gustan defender de manera muchas veces acrítica. Cuando diseñan una plaza, muchos arquitectos brasileños gustan de pensar, ya sea como un “tic” cultural o por flojera mental, que aquel espacio se transformará naturalmente en un ágora ateniense o en un jardín du Luxembourg de París,     

Ocurre que, en ciudades como Sao Paulo o Rio de Janeiro, no hay ciudadanos para decidir la política de dichas ciudades de forma directa, ni se trata de ir en silencio a la plaza para alimentar a las palomas. Estas parecen “ideas fuera de lugar”. En Brasil, y en América Latina en general, el espacio público es realmente público cuando incomoda, cuando provoca ruido: señal de que está siendo verdaderamente usado. Este es el caso de la nueva Plaza Roosevelt en Sao Paulo. A pesar de no tener un diseño sobresaliente, esa plaza –hecha después de la demolición de una plaza anterior en 2012 – posee muchas cualidades que se manifiestan en los numerosos conflictos que ella alberga. Ha atraído a muchos skaters que molestan a los ancianos y a las familias con niños pequeños. También los habitantes de edificios circundantes están descontentos con el ruido, inexistente mientras la plaza estuvo desierta. Es decir, el uso efectivo de la plaza ha traído problemas que, en realidad, reflejan una batalla por el derecho a usarla. Ahora, mi opinión es que no hay mejor señal que esta de que un espacio urbano de repente ha devenido verdaderamente público. La esfera pública es la instancia que debe orquestar las disputas y las diferencias de la sociedad que es, en sí, desigual y conflictiva.

Como defiende Henri Lefèbvre, el verdadero derecho a la ciudad no consiste en el simple derecho a usar los servicios que esta última ofrece, sino que es también el derecho a inventar nuevas prácticas, nuevos usos de ella misma. Y es eso aquello que la sociedad brasileña parece estar finalmente percibiendo a través de una serie de movimientos insurgentes que luchan por la existencia de espacios colectivos, después de siglos de letargo y a pesar de toda la regresión política que estamos viviendo. De hecho, la regresión política debe interpretarse como un reflejo: una reacción conservadora a estos logros recientes.

Guilherme Wisnik

Profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Sao Paulo. Columnista del diario Folha de S. Paulo (2006-07) y autor de libros como Lucio Costa (Cosac Naify, 2001), Caetano Veloso (Publifolha, 2005), Estado crítico: à deriva nas cidades (Publifolha, 2009), Oscar Niemeyer (Folha de S. Paulo, 2013), Espaço em obra: cidade, arte, arquitetura (Edições Sesc SP, 2018, com Julio Mariutti) e Dentro do nevoeiro: arte, arquitetura e tecnologia contemporâneas (Ubu, 2018). Editó el volumen 54 de la revista 2G (2010) sobre la obra de Vilanova Artigas y publicó ensayos en diversos libros y revistas tales como Artforum, Architectural Design, Domus, Arquitectura Viva, AV Monografías, 2G, Rassegna, Arch +, Baumeister, JA – Jornal Arquitectos, Urban China, Plot y Monolito. Es miembro del APCA – Associação Paulista de Críticos de Arte. Fue curador de diversos proyectos, incluida la décima Bienal de Arquitectura de Sao Paulo (2013).

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