En 1946 el gobierno Argentino compró a Canada 20 Castores (Castor Canadensis) para promover una industria peletera en la zona. Al no prosperar el negocio, los castores fueron liberados a su suerte a las orillas del lago Kami, al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Con sus habilidades para alterar el territorio y conocimiento en el manejo de cuerpos de agua, los castores prosperaron en tierra desconocida para ellos. Actualmente los castores se han transformado en una de las mayores especies invasoras de la región, amenazando la estabilidad de los ecosistemas subantárticos y su biodiversidad. La presencia del castor se sobrepone a otras crisis ambientales como la escasez hídrica, la alteración de las turberas, pérdida de flora local, entrada de otras especies invasoras, entre otros.
Pensando esta problemática desde el campo de las artes visuales, este evento se transforma en una intersección critica para analizar relaciones políticas, éticas y afectivas que develan visiones binarias y coloniales sobre la naturaleza. Así, el proyecto pone atención al rol del lenguaje y representación para reconfigurar, reimaginar y tensionar el paradigma de especie invasora que esta enraizado en lógicas coloniales y de instrumentalización de cuerpos no humanos. También, la historia del castor se vuelve un territorio para experimentar con la representación tomando como eje configurador la presencia de lo animal no desde lo simbólico, sino desde su agencia y acción material sobre el mundo; una ficción que desde una perspectiva no humana revela formas complejas de resistencia, destrucción, vida y naturalización-aculturación. También A Study of Beaverness propone un espacio de reflexión para repensar desde la especulación e imaginarios alternativos, otras formas de cohabitación multiespecie.