ACADEMIA COMO PRÁCTICA

CODISEÑO EN EL BARRIO “ÚLTIMA HORA”

—Alejandro Soffia Vega

Me voy a referir a dos proyectos de título realizados por estudiantes de Arquitectura, en el contexto del Programa de Intervención Comunitaria (IC) de la Universidad de las Américas. A nivel interdisciplinario, el Programa coordina distintas Facultades con algunas comunas y se acerca a ciertos barrios en particular. En éste caso trabajamos en el Barrio “La Última Hora”, que corresponde a la Unidad Vecinal nº8 de la zona de La Pincoya, Comuna de Huechuraba. Ésta zona consiste en una explanada en pendiente que se incrusta en una concavidad del cordón montañoso que cierra el Valle de Santiago por el norte. La superficie urbanizada está limitada acá por el Canal El Carmen, continuación del Canal San Carlos y que regaba los cultivos de frutales que habían en ésta zona. La toma de estos terrenos fue posteriormente normalizada por el Estado, lo que produjo una trama de manzanas de 35 x 70 m. Hoy en día cuenta con una comunidad organizada y activa socialmente, que interactúa intensamente con el espacio público que posee. Como Taller de Título, junto con Mauricio Nilo y 2 estudiantes, realizamos distintas aproximaciones al lugar y su comunidad. Aproximaciones técnicas, arquitectónicas, sociales y teóricas. El Programa IC ya tenía avanzada la relación social con los diferentes agentes del barrio, y otros estudiantes de arquitectura ya habían trabajado allí.

Detrás de la prosperidad con que nos invaden los medios de comunicación, está lleno de gente infeliz en nuestro país. Gente que no ha podido realizarse en su diario vivir. En la ciudad, gente que gana poco dinero por su trabajo, viajan por dos horas parados a su fuente laboral. Se levantan con frío a oscuras y vuelven de noche a ver a su familia. Viven en una ciudad contaminada. Malos servicios de salud pública, mala alimentación. Malos servicios de educación pública que favorecen la mantención de la desigualdad. Además con un costo de la vida de los más altos de Latinoamérica. Éste es el contexto cuantitativo y cualitativo donde debiese desarrollarse la profesión. Acá están los problemas de habitabilidad más graves y que afectan a mayor cantidad de personas. El Programa IC de la Universidad le permite a los estudiantes tomar contacto con éstas comunidades. Con ellas se levantan problemáticas u oportunidades para definir microprogramas públicos: tales como un velorio móvil o espacios de estanco para tomarse un espacio riesgoso. Entonces, tomando en consideración que la sociedad aún reconoce a la arquitectura como una profesión destinada a mejorar nuestra calidad de vida, los proyectos IC se transforman en una herramienta de beneficio social.

En el entendimiento del espacio social y sus variables, los estudiantes levantaron problemáticas y desafíos para fundar teóricamente sus proyectos. Dos proyectos desarrollados en ésta experiencia de titulación, han sido implementados, por lo que podemos extendernos más sobre sus variables y aspectos formales. Uno de ellos, de Antonio Sepúlveda, abordó un problema de difícil detección, relacionado con la vida social de los adultos mayores. Antonio pudo constatar que su necesidad de sociabilización se veía entorpecida por el mal estado de las veredas del barrio. Efectivamente, como sucede muchas veces en urbanizaciones realizadas con poco tiempo y con fines sociales, el estado de las veredas –en el caso de que existan– no es muy bueno. Sumado a éste hecho se encuentra el antecedente geográfico del barrio, que fuerza el encuentro del plano del valle central con el cordón montañoso de “La Pirámide”, tomando pendiente en el pie de cerro. Por lo tanto muchas de éstas veredas se transforman en improvisadas escaleras, rampas, o planos inclinados que salvan el desnivel propio de las cotas del terreno. De ésta manera el proyecto analiza metódicamente el espacio público para detectar 29 situaciones anómalas de desnivel en espacios de paso peatonal. Una colección de planos, volúmenes y otras funciones integradas en objetos de diversa expresión plástica. De éstas 29 situaciones, se eligieron para su desarrollo las 12 más problemáticas, en el sentido de la cantidad de personas que se ven afectadas. Finalmente, y debido a las posibilidades de financiamiento de estos proyectos, gracias a la gestión del estudiante, se desarrollaron en detalle 4 escaleras para ser reconstruidas. Dos ubicadas a lo largo de un extenso terraplén fruto de la construcción de un parque. Este terraplén es fruto de la búsqueda de la horizontalidad del parque, que en contraste con la pendiente del contexto, produce un desnivel de aproximadamente 90 cm y dificulta su accesibilidad desde el barrio. Por ello se proponen dos tipos de escaleras, una adherida al terraplén y otra que lo excava. La tercera escalera reconstruye una gradería discontinua frente a la cancha de fútbol. Ésta escalera que sirve de asiento, también posibilita el acceso desde la cancha a un nuevo parque colindante. La última escalera habilita una pendiente de tierra existente en una de las entradas al barrio desde Avenida Recoleta.

El segundo proyecto se trata de un equipamiento para los diversos encuentros comunitarios del barrio. Con una frecuencia casi mensual, se realizan distintas actividades de encuentro que tienen una necesidad en común: un horizonte funcional a 80 cm de altura protegido de las inclemencias climáticas. Sea cuál sea el motivo del encuentro, como un aniversario de la toma o la celebración del día del niño, siempre se da la necesidad de ofrecer alimentación a los vecinos. Algunas veces esta alimentación es de carácter gratuita, otras veces tiene fines comerciales. En cualquier caso, ocupan a varios vecinos para desarrollar uno de sus motores económicos: cocinar. Y en otras situaciones, se dan las necesidades propias de una feria libre, institución tan vilipendiada por los impuestos municipales. Porque hoy en día estas actividades que nacen de la necesidad, son agravadas por un porcentaje de la venta a aquellos que menos tienen. La itinerancia y temporalidad de este tipo de actividades es recogida por un sistema de soportes, que a la manera de una silla de playa, se transporta, pliega y despliega según la necesidad. Y para poder abarcar una mayor dimensión según la cantidad de gente involucrada, el sistema es modular y puede tomar distintas formas o distribuciones. Así el módulo consta de estructuras lineales de acero reforzado por madera, que incluye un sistema de bastidores que se abaten. Una vez desplegados en su posición final, las telas integradas a los bastidores tensan la estructura y brindan protección frente a la lluvia y el sol.

Alejandro Soffia Vega

Se graduó como Arquitecto el año 2004, y como Magíster gracias a una Beca Conicyt el año 2011. Cofundador de la desaparecida Cooperativa URO1.ORG (2000-2008). Trabajó asociado con Roberto Benavente (2008-2010) y Gabriel Rudolphy (2010-2012). En adelante trabaja de manera independiente desarrollando proyectos de pequeña escala en temas como las bajas tecnologías, la optimización material y la reducción estructural. Su pensamiento y obra han sido publicados en importantes medios como Detail, Domus, Arquine, Arquitectura Viva y Taschen. Ha participado de Bienales Nacionales y Extranjeras, dictando conferencias además en Mumbai, Palermo, Pamplona, Liberec y Ciudad de México.

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