ACADEMIA COMO PRÁCTICA

DEL TALLER A LA CALLE

—Julio Suárez

Todos hemos sentido alguna vez aprecio por esos asientos precarios instalados al costado de una vereda o en un área verde por los habituales de una comunidad. Se entiende que en ese objeto existe un conocimiento y una inteligencia dada por la repetición de la inercia cotidiana. Este tipo de producción proviene del trabajo de un habitante del lugar, que sabe cómo y de qué manera activar ese espacio conocido. Este tipo de objetos operan de un modo distinto al desarrollado en un taller de arquitectura, donde aspectos como la prefabricación, los encuentros materiales, o, incluso problemas más teóricos como la resignificación adquieren mayor relevancia. De cierto modo, este tipo de intereses pertenecen al mundo del laboratorio, al espacio aislado y separado de esa cotidianeidad directa sobre el lugar al cual nos referimos en primera instancia. La idea que me interesa sostener es que los objetos tienen garantizado el éxito sólo en el espacio custodiado por las paredes de la Universidad y que, al momento de salir de allí, pasan a un nuevo dominio, a operar bajo otras condiciones y a ser sometidos a otras exigencias.

Cada semestre, en el taller de segundo año de la Universidad de las Américas, se elaboran estructuras e instalaciones que permitan realizar una reflexión en torno al proceso de montaje e intervención en lugares públicos tales como calles, parques y plazas de la ciudad de Santiago. El foco de esta iniciativa es comprender cómo cada proyecto opera en contextos sociales, físicos y de interacción entre medios de representación artísticos.

Sólo por mencionar un ejemplo reciente, el pasado mes de agosto, tuvimos la oportunidad de trabajar en la Población Chile, ubicada en la comuna de San Joaquín, lugar donde las calles tienen nombres de compositores clásicos. Esto fue el punto de partida para la creación de la obra “Recuerdo tu nombre” del compositor Sebastián Jatz. La obra consistía en la diseminación de pequeños conciertos por todo el barrio, permitiendo un recorrido durante un día por la música clásica desde el medioevo a autores de la modernidad del siglo XX. El desafío del taller consistió en la construcción de pequeñas escenografías que pudiesen relacionar y potenciar estas acciones en los contextos donde se desarrollaban.

Cada proyecto se relacionó con las calles de la Población Chile por medio de un trabajo de entrevista y recopilación de relatos e historias, donde los actores sociales van desplegando en sesiones de conversación con los estudiantes cuál es su vínculo con el espacio que está afuera de las viviendas. ¿Qué es lo que se busca al ahondar en el recuerdo y experiencias pasadas? Precisamente la disminución de la distancia entre el taller de arquitectura y el espacio social directo. Esto tiene que ver con un trabajo que relaciona los factores más propios de un laboratorio con las inclemencias de la acción, aunque esta sea de una escala pequeña y fugaz. El ejercicio realizado busca creer en el mundo, un ejercicio ingenuo pero poderoso al momento de actuar.

“Creer en el mundo es también suscitar acontecimientos, por más pequeños que sean, que escapan del control, o hacer nacer nuevos espacios-tiempo, incluso de superficie o volumen reducidos (…) La capacidad de resistencia o por el contrario la sumisión a un control han de juzgarse en el ámbito de cada tentativa”

Una vez en el sitio, el acontecimiento destruye o potencia lo imaginado en el laboratorio. La puesta en escena ya no depende necesariamente de la calidad del objeto instalado, ni es su valor o carácter estético lo que respalda la intervención. Es un tipo de relación que se encuentra ligada desde los extremos de la ecuación: entre los actores/actrices, los objetos y el valor o significado socio espacial en el que se desarrolla la acción. Hacer uso de la acción performativa abre un campo compartido entre el laboratorio, la comunidad y los objetos. Se unen de manera superpuesta la historia del recuerdo, la presencia de la multitud y un nuevo acto que terminará por acoplarse a los imaginarios acumulados. La desviación ya está producida, ahora recién comienza el trabajo.

Julio Suárez Hormazábal

Arquitecto, Fundador y Socio de la compañía creativa República Portátil y académico de la Academia Espacial en la Escuela de Arquitectura UDLA.

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