ACADEMIA COMO PRÁCTICA

SOBRE LOS 5 SUPUESTOS

—Loreto Salazar

«Más allá de lo extraordinario»

El aprendizaje a través de la modalidad de titulación “Títulos Prácticos”, desarrollados por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de las Americas, abre un sinfín de posibilidades a explorar y lo más desafiante y potente es el cómo abre estos caminos.

Lo primero es que el proyecto se instaura en puntos de la ciudad saliéndose del computador y del papel, del render y de los materiales ostentosos y del excesivo valor en las imágenes que habitualmente vemos en un proyecto de título convencional. El museo, el equipamiento social, la infraestructura urbana –típicos postulados en memorias de titulo– ya no se restringen ni a lo teórico ni a lo extraordinario. Vamos a la calle y nos encontramos con otras escalas y protagonistas. El proyecto nace desde los últimos y se desarrolla para ellos: personas comunes y corrientes que viven el espacio donde se trabajará, personas que día a día habitan el lugar, no siendo para ellos un mero paisaje contemplativo. La vivencia de los residentes abarca todas las complejidades sociales propias del vivir y, por lo tanto, invita a un nuevo universo transdisciplinar.

«Después de la arquitectura chilena»

En mi caso, siempre estudié la arquitectura con un sentido de búsqueda en el valor de los patrimonios. Viajes y procesos de mi propio camino, me han llevado a admirar los materiales, técnicas constructivas y riquezas sociales de Chile; poseemos culturas marcadas en nuestro territorio, formas y maneras específicas de construirnos. No es de extrañar, por lo tanto, que mi primer reconocimiento de valor ocurriera en el contexto que estudiaba. Barrio República posee diversos valores históricos sociales que van desde su infraestructura urbana –el tranvía como primer transporte público inclusivo– a su contexto actual como barrio universitario. El proyecto de título resultó ser un detonante de esta mirada personal y de las necesidades y usos de la comunidad activa, la junta de vecinos y grupos culturales que resguardan estos valores, grupos que actualmente no sólo son conformados por chilenos: la globalización ha ido potenciando la migración, modificando nuestro territorio y sus desafíos.

«Contra el solucionismo arquitectónico»

En esta apertura de la academia, surgen contradicciones también. Si bien el proyecto se co-diseña, co-construye y co-implementa, queda al libre albedrío de la comunidad su desarrollo. En ese sentido, la temporalidad y la apropiación, en mi caso particular, quizás no fue del todo desarrollada, tratándose de una solución temporal o más bien una experiencia arquitectónica, no así con proyectos de nuevas generaciones que han tomado una postura más permanente y formal. Otra contradicción fecunda aparece en el choque entre la libertad asegurada por la academia y las políticas burocráticas, normativas y los decretos que restringen los títulos prácticos. Esta condición obliga al estudiante a ser, al mismo tiempo, un profesional para llevar a cabo el proyecto.

«La academia y la construcción de bienes comunes»

Con respecto a este punto, la academia entendida de esta forma viene a sumar bienes comunes para 3 actores.

EL AULA: definida como los alumnos, profesores, directores y decanos, todos los cuales suman experiencias y aprendizajes en estas nuevas formas de ver.

LA COMUNIDAD: entendiéndose como los usuarios participantes con los que cada uno desarrolla el proyecto en esta metodología y que en mi caso fueron principalmente la junta de vecinos sus vecinos activos y el comité de patrimonio del barrio.

EL ALUMNO: el co-crear un proyecto deja como mayor bien común el saber que participaste en un proyecto desde su concepción hasta su realización. No existe un bien común guardado en una “nube”, en un disco duro y los metros cuadrados de experiencias problemáticas soluciones no quedan en un papel, sino en un prototipo o proyecto materializado. La experiencia ganada es vivida y percibida, y no se encasilla sólo en el proyecto de arquitectura sino en un proceso colectivo de herramientas y trabajo en torno a la arquitectura y el quehacer como profesional.

Loreto Salazar

Arquitecta de la UDLA, experiencia de trabajo y prácticas en ámbitos públicos como privados, conocimiento en normativa y legislación, proyectos de accesibilidad urbana, regularizaciones y permisos de edificación, cambios de uso de suelo, resolución sanitaria, manejo de softwares en diseño 3D, titulada con nota máxima en proyecto de intervención comunitaria, resultante de gran experiencia en Gestión de Proyectos, Co-implantación Co-Diseño y Co-construcción, actualmente ejerciendo el libre trabajo de la profesión, perfil de constante adaptación e integración de nuevos recursos y metodologías en el quehacer de la arquitectura, con mirada crítica, intuitiva e innovadora, profesional metódica, empática, de trabajo en terreno y oficina, amante de la madera como material y nobleza arquitectónica, experiencia de trabajo en carpintería.

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