XENAKIS 100

SOBRE EL CENTENARIO DE IANNIS XENAKIS

— RENZO FILINICH

La contingencia se convierte en necesidad respecto a un sistema. De algún modo la contingencia se destaca como un concepto fundamental para la racionalidad y la creatividad, algo que se puede ver claramente en la música estocástica del compositor griego Iannis Xenakis, sobre la cual él escribe:

Desde la antigüedad los conceptos de azar (tyche), desorden (ataxia) y desorganización fueron considerados como opuesto y negación de la razón (logos), el orden (taxis) y la organización (systasis). Sólo recientemente el conocimiento ha podido penetrar el azar y ha descubierto cómo separar sus grados, es decir, racionalizar progresivamente, sin llegar, sin embargo, a una explicación definitiva y total del problema del “azar puro” [1].

En ese sentido, podríamos observar que la contingencia no producirá un sistema a menos que esta contingencia se vuelva necesaria; como afirma Xenakis, “la pura casualidad y el puro determinismo son solo dos facetas de una entidad”. Entonces ¿Qué es ese movimiento, que es a la vez contingente y necesario, o dicho de otro modo, es mientras no es?

Podemos percibir dentro de la música de Xenakis y considerarla como una contingencia objetiva, porque es causada por “la combinación o el encuentro de eventos que pertenecen a series independientes”. El comportamiento estocástico en la música de Xenakis, no es una violación de la causalidad sino un caso particular de causalidad, en el que dos espacios se juntan, como la técnica del collage utilizada por los surrealistas en la que se juntan dos objetos o dos realidades distantes para provocar algo nuevo o diferente e inesperado. La música estocástica de Xenakis va contra toda regla o ley a la recursividad, que la observa como un movimiento que integra incansablemente la contingencia en su propio funcionamiento para realizar su propio telos. Al hacerlo, Xenakis genera una complejidad impenetrable en el transcurso del tiempo.

Podemos homologar las estructuras que componen las obras de Xenakis como  organismos que exhiben una complejidad de relaciones entre las partes y el todo dentro de su obra y su entorno (por ejemplo, acoplamientos estructurales con el espacio) en su funcionamiento. La vida también exhibe tal complejidad, ya que espera lo inesperado, y en cada encuentro intenta convertir lo inesperado en un evento que pueda contribuir a su singularidad. Es entonces, que el sonido  en la obra de Xenakis en ese sentido acontece en puro devenir.

Es así que este centenario del nacimiento Iannis Xenakis viene a integrarse dentro de los procesos presentes y futuros en nuestra relación con aquellos espacios que habitamos y las relaciones que generamos con estos a través del campo perceptual y cognitivo.

[1] Iannis Xenakis, Formalized Music: Thought and Mathematics in Composition (New York: Pendragon, 1990)

En colaboración con:
Interfaces. Centro de Estudios – UV

Imagen:
«Légende d’Er» y «Diatope» (1978) An Architect Draws Sound and Light: New Perspectives on Iannis Xenakis.

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